Seguiremos dejando que la colorterapia de Aurasoma nos oriente en la misión de 2018. Como han visto en mis redes sociales, he venido acompañando el inicio del año de la mano del rosado/magenta, inspirada realmente en la botella B104, también llamada Arcángel Chamuel.

Esta botella es la conexión -o cierre- del set tántrico con el nuevo proceso en el que nos embarcaremos este año nuevo. Siendo el objetivo de nuestro trabajo con el tantra la sanación de la energía vital, la sexualidad, nuestros orígenes… y la reconexión con el amor, la autenticidad, el equilibrio energético, quizás pocos lo  notaron pero, básicamente con el tantra buscamos incorporar la más alta vibración de las energías femeninas y masculinas en nuestro ser. Reconectando así con el amor divino y con nuestra verdadera esencia para vivir el gozo.

De ahí que el resultado más valioso en el trabajo tántrico es trascender la dualidad femenino/masculina, ya que sólo cuando integramos ambas nos fundimos en nuestro verdadero potencial, encontramos nuestra esencia sin etiquetas y podemos acceder al amor puro como vehículo/camino de auténtica evolución.

Sí, esto está en total sincronía con el equilibrio que plantea el año 11/2. Recuerden que la evolución es un paso a paso, y en función del avance es que yo -como life coach- trato de conducir nuestro trabajo.

Amor es aceptación

Parte de lo hecho en 2017 -por Plutón en Capricornio + Saturno en Sagitario- fue liberarnos de los bloqueos, patrones limitantes y viejas alianzas que teníamos desde nuestra raíz -chakra base, centro del tantra-. Usando entonces el último semestre para redescubrirnos, rediseñarnos, redefinirnos, reconocernos. Esa “nueva versión del YO” de la que tanto hemos hablado últimamente.

Si bien este año el reto es manifestar en el mundo material todo ese cambio, el proceso pasa por un estadio vital: la aceptación de ese nuevo yo. Sin dudas, sin conflictos, sin juicios. Ser, y punto.

Pues bien, la B104 precisamente nos apoya en la aceptación de nosotros mismos -y de todo- para dar lugar al amor divino, al amor puro. “Todo es como es” dice el keynote de esta botella en Aurasoma, y es que parte fundamental de la premisa del amor es la aceptación sin juicio de lo que es, porque todo es amor y el amor es la presencia de “Dios”.

Nuestras bases se han movido, nuestros sueños han cambiado, nosotros ya no somos los mismos y manifestar eso ante el mundo -nuestro mundo- puede generar conflictos internos. La B104 nos apoya a diluir la confrontación interna, aceptando cada emoción en lugar de evadirla. Somos todo a la vez y eso es una bendición, una manifestación de la autenticidad que nos conduce al amor, un nuevo orden de amor.

Amor que se basa en la aceptación consciente de nuestras emociones, sin etiquetarlas o juzgarlas. Amor que nos libera. Amor que diluye el sufrimiento, porque el sufrimiento es generado por la separación que hacemos internamente entre lo que aceptamos y lo que no aceptamos de nosotros mismos -y del universo-.

Si es hora de manifestar nuevo yo también es hora de vivir un nuevo amor. Dejar de “esperar” el amor y convertirnos en co-creadores del amor. Esa es la misión maestra del 11/2, SER amor íntegro, libre, puro.

¿Les hace click?

Con amor,

Bea.-