Cuando esperamos algo no tiene el mismo impacto, pero especialmente lo recibimos con apertura y aceptación. Si lo que más nos afecta es la sorpresa ¡vamos a disminuirla! comienza por aceptar que todo es posible, que sí, que la vida parece un centro de bateo y nosotros debemos estar con el bate listo.

La incomodidad que ahora sentimos es en realidad la transición de un gran cambio -dividido en muchos cambios, pequeños y constantes-. La transición, es cuando las viejas formas ya no funcionan y aún es muy pronto para ver con claridad lo que esta llegando nuevo a nuestra vida.

Aún sentimos los efectos de la montaña rusa que han sido enero, febrero y marzo, y esta transición con sobresaltos constantes que requieren de mucha flexibilidad de nuestra parte.

Sentimientos extremos que conviven no son asuntos fáciles de manejar y menos de mantenerlos juntos sin desfragmentarnos. Mantener la calma y estar en el centro serála práctica del mes –y de nuestra vida-.

Espera lo que ya no esperarías, eso te permitirá sentir que la incertidumbre no es eterna, y que la vida está en un ciclo de contrastes, donde lo único que se estáponiendo a prueba es tu entereza ¿Te tienes? ¿Sabes quién eres? Recuérdatelo constantemente.

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Get Neutral
Estando  en este vaivén energético la cordura queda en vilo, y sólo podemos apoyarla recordando lo que tenemos, lo que apreciamos, lo que valoramos, con lo que nos sentimos seguros. Llegar hasta ahí es entrar en un estado de confianza.

Valorar desde los 10 dedos de tus manos, tu dos piernas, tu poderosa mente que recuerda todas la fechas de cumpleaños, tu generosidad, tu capacidad mediadora, creatividad, profesión, familia, hijos, padres vivos, pareja, amigos…lo más sencillo y lo más complejo siempre tendrán un punto de encuentro: la quietud, eso que te hace sentir estable, seguro, real.

Si algo cambia, que es una constante en la vida, no vamos a ahogarnos en un vaso de agua. No juzgaremos la pérdida como si perdimos todo en la vida. Observemos cuantas cosas aún están intactas en la lista. Practiquemos el cambio focalizándonos en la parte y no en el todo. Eso es valor.

Sin drama, podemos ir a zona neutra -al centro– y desde la objetividad movernos en las aguas turbulentas del cambio.

Nada se pierde, todo se renueva. En la valoración hay una clave que nos lleva a la maestría de fluir y abrazar lo nuevo de forma positiva. Valorarnos nos permite ser flexibles para no derrumbarnos.

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