En esta semana de Luna Llena, tocaremos el tema de la pasión en el área de la familia, específicamente en los hijos.

Llega el momento en que nuestros niños comienzan a decir lo que desean ser cuando crezcan, y sólo esperamos con toda nuestra alma que su vida tenga el mismo compás con aquello que han soñado ser, es entonces cuando comenzamos a observar con más detenimiento cómo motivarlos en la dirección correcta.

En una entrevista le preguntaron al padre de un cantante, qué habría hecho su hijo si no hubiera sido cantautor. Él contestó que el chico jamás había pensado en otra cosa. Ese era su plan A; nunca tuvo un plan B.

¿Sonaría irracional o arriesgado no tener un plan B?  Pues tal vez no lo sea. Si se piensa en una sola cosa, tal vez se inviertan todas las energías y enfoque en ello y sería más difícil distraerse con la posibilidad de un plan B cuando la situación se ponga más complicada. Harías todo lo posible por superar la dificultad, el reto. Casi todos los padres aconsejan a sus hijos tener un plan B, buscar una actividad en la que piensen que les irá bien aunque no les guste, “por si acaso”. El consejo más sabio es que se aferren a su PLAN A. Siempre va a existir tiempo para realizar otros planes si éste falla. Nuestros propios temores hacen que inculquemos en nuestros hijos seguir estudios “con más salidas laborales”, y la mayoría de las veces estudian algo que no les apasiona, no les llena plenamente…

Si tu hijo te dijese que quiere estudiar para ser contador de peces ¿Cuál sería tu reacción? o ¿Si te dijese que desea ser clown? ¿Qué harías?

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Comenzamos a sembrar los miedos propios en nuestros hijos, como nuestros padres lo hicieron con nosotros, recordándoles que: “los tiempos se ponen cada vez más difíciles”, “cada vez hay más competencia y menos empleo”; con el miedo de que expongan a sus hijos al rechazo de la sociedad y al sacrifico propio. Los jóvenes que no dejan dominarse por sus miedos, eligen carreras con más riesgo, y me refiero no al riesgo en sí, sino a carreras poco conocidas, que tal vez pienses no le den un “status” como el de un médico cirujano, pero que tienen la capacidad de hacer plenamente feliz a tu hijo, al desarrollarse en una labor que le apasiona y casi con seguridad, será el mejor en lo que haga, con lo cual será reconocido en su área.

La escritora y periodista Jacquelyn Mitchard autora de la novela “the Deep end of the Ocean” comenta:

“Mi hijo Marty, de 19 años, quizá tenga la meta profesional más flagrantemente impráctica, aparte de escribir haikus. De los 300 jóvenes que se presentaron en el examen para estudiar Comedia Musical en su universidad, él fue uno de los 15 que aprobaron. Y de esos 15, fue el único que se mantuvo fiel a su sueño: mientras que todos sus compañeros, en el segundo año, decidieron especializarse en hotelería, enfermería, farmacéutica u otra opción aparentemente segura, Marty se concentró de lleno en la comedia musical.

Obviamente yo quiero proteger a mis hijos. Pero ¿por qué deben renunciar a sus “mejores años” para estudiar cosas que apenas les interesan? ¿Acaso aprovecharán así su tiempo? ¿Por qué enseñarles a dejar de lado sus inclinaciones? Son los audaces, y no los sumisos, quienes llegan más lejos en tiempos difíciles. El miedo no conduce a ninguna parte; el entusiasmo puede llevarnos a todos lados.”

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Y es así, el entusiasmo que es parte de LA PASIÓN POR LO QUE SE AMA HACER es lo que les dará la oportunidad de alcanzar el éxito. Es importante guiar los dones y fortalezas de nuestros hijos, estimularlos, brindarles las herramientas, no actuar con presiones. El temor tal vez sea inevitable en nosotros, pero tenemos que permitir que los jóvenes descubran su propio potencial, su propia riqueza interna, su potencial y se conviertan en los grandes protagonistas de su vida y de sus decisiones. Un joven motivado busca sus logros de manera espontánea sin ningún tipo de presión.

A medida que los hijos crecen, se pueden ir vislumbrando sus dones, sus talentos, y una vez identificados nos será más fácil ayudarlos en la toma de decisiones que más les puedan favorecer en su desarrollo personal.

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La relación debe ser de apoyo no de imposición. Ayúdalos a cultivar su pasión. Nunca tendrás la certeza 100% que tengan el éxito que desean con lo elegido, pero ellos habrán aprendido a descubrir sus límites intentando algo, antes que no arriesgar. Es preferible que tengan ambiciones a que se dejen vencer antes de haber comenzado.

Anima a tu hijo a seguir el plan A en su vida, cultiva su pasión y que siga con confianza su instinto.

Feliz fin de semana.