Mercurio retrógrado favorece los periodos de reflexión profunda y, aunque la anatomía de la mente es compleja, es necesario indagar en ella para entender lo que realmente somos. Entendernos, desde una consciencia activa, es la única forma de aceptarnos y, así, comenzar a fluir con lo que somos y no con lo que creemos que somos.

Es en nuestra mente donde se gestan casi todos los procesos que condicionan nuestra vida. Pero, eso sí, entendiendo la mente como algo muy amplio que va mucho más allá de lo que conocemos. Por eso nos referimos a la mente consciente, subconsciente e inconsciente para explicarlo mejor.

La mente consciente es el filtro de la información que percibimos: todo pasa por ella y a través de ella. Es la encargada de decidir qué información almacenar, y de asociarla a conceptos -bueno/malo- o a sensaciones -placentero/desagradable-. Nuestra mente consciente toma estas decisiones día a día y transfiere la información al encargado de almacenarlas: el subconsciente.

Imaginemos un gran contenedor lleno de memorias, hábitos y creencias: ese es el subconsciente. También almacena nuestra personalidad, nuestra autoimagen y algunas funciones del sistema autonómico de nuestro cerebro. Nuestro subconsciente recibe toda la información que le envía la mente consciente, la procesa -también- a su manera, la distribuye y la almacena en lo más profundo de nosotros. Cuando la profundidad es demasiada, en lo oculto, nos referimos al inconsciente.

Nuestro consciente abarca sólo el 12% de la capacidad de nuestra mente, mientras el 88% restante corresponde a subconsciente e inconsciente. Pero, de cualquier forma, entre todos componen lo que somos, nuestra verdad o, para ser más precisa, lo que suponemos que es verdad. En la compleja anatomía de nuestra mente se alojan nuestras creencias: las básicas, las de nivel genético, las de nivel histórico y, quizás las más interesantes, las del nivel del alma.

Todos tenemos estos cuatro niveles de creencias instaurados y a todos nos condicionan, condicionan nuestra forma de percibir el mundo y de relacionarnos con él. Por eso es tan importante prestar atención y revisar nuestros patrones de creencias: a veces lo que pensábamos que era una verdad resulta ser sólo un prejuicio.

Con la energía de la luna llena en géminis el reflector se enfoca en nuestro cuerpo mental y cómo está colaborando o entorpeciendo nuestro proceso evolutivo.

¿Me siguen?

Con amor,

Bea.-