Cuando experimentamos estrés y eventos traumáticos, es común reaccionar con rabia, miedo, resentimiento, tristeza, celos, venganza y otras emociones parecidas.
Cuando estos ciclos de estrés emocional desatendidos se hacen repetitivos, tienen un efecto directo en el sistema nervioso y hormonal. Estos quiebres emocionales pueden afectar nuestra psiquis de manera directa, e indirectamente, pueden afectar la habilidad del organismo para desintoxicarse.
Por un instinto de supervivencia emocional, en vez de aceptar las emociones como llegan y hacer el trabajo que nos corresponde, las reprimimos para no lidiar con ellas. Ignorar o reprimir las emociones no van hacer que se vayan solas. Sólo estamos prolongando los efectos dañinos que estas emociones tóxicas hacen en nuestro cuerpo físico, mental y emocional.

 

Ximage
Emociones y Órganos:
▪ La tristeza se manifiesta en los pulmones.
▪ El miedo se refleja en los riñones.
▪ La ira se plasma en el hígado.
▪ La preocupación se revela en el estómago.
▪ La euforia se interioriza en el corazón.

A nivel Mental:
Es la incapacidad de Dejar ir lo que se encuentra suprimido “pensamientos, emociones y sentimientos”.
No sólo genera pensamientos negativos, disociación de la realidad, obsesiones que comprometen la estabilidad mental o la apertura para sobreponerse a la adversidad, sino que afecta nuestro organismo.
El cuerpo cuenta con el Kit que provee un mecanismo de respuesta que preserva nuestra integridad física y apoya al cuerpo a manejar los estresores o desencadenantes del estrés. Sin embargo, cuando por un periodo largo de tiempo exponemos al sistema a niveles altos de estrés, se elevan los niveles de cortisol en el organismo, creando una cadena reactiva automática tanto interna como externa.
Internamente:
• Cuando nuestro sueño y descanso diario se ve afectado: tenemos dificultad para dormir o dormimos menos horas.
• El Sobrepeso y dificultad de bajar de peso, desajuste hormonal.
• Agotamientos o fatiga crónica, entre otros.
Externamente:
• Ansiedad
• Intolerancia
• Apatía
• Sobre-reacción, violencia o depresión.
Si tomamos acción y hacemos cambios radicales en nuestro estilo de vida, podemos reducir el impacto negativo de estos estresores en el cuerpo. El manejo de las toxinas emocionales definitivamente contribuirán mantener bajo control nuestro bienestar.

Dentro de los cambios, debes tomar en cuenta:
• Cambio de pensamientos y creencias. Una actitud positiva.
• Crecimiento personal
• Orientación terapéutica profesional, un entrenador o un mentor.
• Meditación y/o práctica espiritual diaria.
• Tiempo de descanso y recreación.
• Tener o definir un propósito en la vida, un hobby, una pasión.

Nota: Has observado el estilo de vida que llevas? ¿Crees que puede estar afectando a tu organismo? En el próximo artículo hablaremos de ello.

Feliz día:
Bea Sáez.
C.E.: Vero Abad.