Una vez que entiendes que sólo tú estás a cargo del timón de tu vida, que tú decides el rumbo y dejas de cederle poder personal a los otros al culparlos de tu sufrimiento, comienza la segunda etapa cuando una vez reconocida la raíz del problema comienzas a adquirir herramientas y recursos que te permiten trazar estrategias para afrontar los desafíos. Ya sabes cómo reaccionar a las circunstancias y tu corazón empieza a fortalecerse con la certeza de que no lo dejarás caer. 

Esta tercera etapa nos habla de los cambios que estamos dispuestos a hacer para alcanzar nuestros objetivos de manera eficaz, pero, sobre todo, realista. Como sabemos que estamos al mando, cada desafío empieza a mostrarse como una oportunidad para seguir adquiriendo habilidades emocionales. El reconocimiento de nuestro potencial y el compromiso de trabajar en él para expandirlo es una de las transformaciones más interesantes de nuestro proceso personal de sanación. 

Sabemos, además, que algo ha cambiado en nosotros cuando dejamos de mirarnos el ombligo. Cuando nuestro problema adquiere perspectiva a través del reconocimiento, entendemos que no estamos solos en el proceso de evolución por lo que nuestros objetivos también se transforman: ya no se trata sólo de proveerme felicidad, sino de contribuir activamente en la felicidad de los otros. 

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No somos islas, nuestros entornos también requieren ser nutridos con nuestro potencial. Ahora, como sabemos, sólo podemos darnos cuando nos tenemos. Esto, en lugar de ser una traba, se convierte en una motivación para continuar el camino de sanación: trabajo en estar bien para compartir mi bienestar con otros, sano mi corazón para dar y recibir amor. Cuando abrimos las alas 

Trabajar la transformación de la adversidad en oportunidad a partir de una visión más amplia, así como la contribución activa al progreso de los entornos inmediatos, nos ayuda a sentirnos constantemente motivados hacia el trabajo personal. El objetivo de todos estos cambios de enfoque es conectarnos con ese lugar del corazón donde están nuestros sueños más profundos, porque falta poco para compartirlos con esos otros a quienes recién también hemos comenzado a observar. 

Bea Saez

BEA Method

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