Constantemente encuentro mi creatividad y productividad en picos, algo que durante mucho tiempo fue motivo de frustraciones conmigo misma.

Si bien la búsqueda de sincronización con la luna no fue estimulada por este comportamiento, ha sido la conexión con el universo y mis cuerpos lo que me ha permitido encontrar una vía para 1. entenderme y tratarme mejor; 2. manejar con estrategia mis ritmos.

Marzo significó para todos la revisión de muchos patrones, ciclos y conductas que venían siendo procesados por nuestro inconsciente -e incluso ya nuestro consciente-, pero ¿cómo podemos “terminar de soltar” o de “ver” nuestra transformación? como me preguntan muchas clientes.

La mejor forma es REPOSAR. Sí, NO hacer nada a veces es lo que más nos cuesta. Sobre todo cuando venimos trabajando en nuestra evolución, porque asumimos responsabilidad y somos conscientes de lo que creamos en nuestra realidad. Sin embargo, no hemos integrado tan bien que parte del trabajo de consciencia es dar espacio, sentir, SER antes de hacer. Precisamos recuperar el equilibrio de la pausa por muchas razones:

  • Integrar los aprendizajes y cambios precisa de tiempo y espacio (como la digestión)
  • Sólo lo que sentimos profunda y completamente es lo que vamos a integrar (y para sentir necesitamos apagar la hiper estimulación de la mente y lo externo)
  • Nada cobra solidez en movimiento, la quietud es parte del proceso para poder “solidificar” nuestras bases, cambios o procesos

El equinoccio otoño-primavera es la demostración natural más explícita para esto. Ambas estaciones necesitan quietud para poder manifestar algo, bien sea soltar o florecer. Pero más explícitamente la primavera, que viene del introspectivo invierno tomando fuerza en la quietud para sutilmente dejar brotar el color de la naturaleza.

Con mis clientes me gusta usar la analogía del té o infusión. Si bien cada vez que vamos a hacer uno incluimos una serie de acciones, para que el té se manifieste necesitamos dejarlo en reposo. Sólo en el reposo las hierbas y flores pueden hacer el proceso de integración con el agua y cuándo está listo comienza a desprender su esencia hasta transformar el agua en infusión. ¡Así somos nosotros también!

Sí, tenemos que crear las condiciones para la transformación pero nuestra esencia sólo se revelará en un nuevo estado cuando nos demos el permiso de reposar una vez hecho todo lo que “teníamos” qué hacer.  SER y después hacer. 

Tenemos que confiar en el trabajo que hacemos activamente tanto como para darle el tiempo y espacio necesarios para que se manifiesten sus frutos. Esa es la invitación para este cierre de trimestre (y para cada vez que tu ciclo interno se encuentre en este punto).

Con amor,

Bea.-