Mira un bebé en su proceso de sueño. Para quedarse dormido toma con fuerza un peluche, una mano, una manta… cuando la suelta, está dormido.

Lo mismo sucede con las emociones y nuestro ser -ya hablaremos del cuerpo-. Luchamos y luchamos por tener a mano cosas, personas, pensamientos y, hasta emociones. Quiero, quiero, quiero, mi, mi, mi. El sentido de pertenencia es algo, la obsesión o el apego, es otra cosa.

No se trata de ser un alma realenga, se trata de ser libre. Y aunque no hablaremos de libertad, es importante mantener el concepto de fondo, porque sólo podemos descansar cuando nos sentimos libres, por eso la mayoría de las personas confunde descanso con vacaciones o tiempo de ocio, porque han supeditado la libertad a un período de tiempo y no a una forma de vida.

El descanso emocional es un descanso fundamental, ya que las emociones se hacen incluso físicas y son una de las principales fuentes de impulso o drenaje energético. Casi siempre detrás de un desgaste físico hay una emoción muy activa.

No hace falta preguntarle a un Gurú ¿cómo se siente estar libre de emociones conflictivas?, basta con recordar esa última vez que pronunciaste esa frase que dice “wow, siento que me quité un peso de encima”. Exactamente eso se siente ser libre, no tener “pesos” extras. No es lo mismo caminar ligeros de equipaje, que con una armadura y una carga de cientos de kilos.

Basta con que sueltes las expectativas para que te liberes de la ansiedad. Basta que digas “ok, estoy triste pero hay que terminar con esto” para que la tristeza surja pero se siente liviano. Basta que te vayas de un lugar o de alguien para que disminuya el torbellino. Basta que te quedes para sentir algo de paz.

Si bien las emociones son parte de nuestra vida, aferrarnos a ellas y a sus estímulos – personas, situaciones, etc- es lo que más nos drena.

Muchos dirán que el cansancio no tiene que ver con las emociones, pero se lo explicamos a la inversa: cuando están en diversión o placer ¿se sienten igual que cuando están con una gran situación emocional en conflicto?. nuestra actividad física influye en el cansancio, claramente, pero no determina el agotamiento. Si no, pregúntenle a los futbolistas o maratonistas cuándo se han sentido más cansados, si en el peor de sus despechos o jugando 120 minutos en un Mundial de Fútbol.