¡Llega la temporada de florecer! Y todos sabemos que para florecer hay que soltar, especialmente un miedo: el miedo a florecer.

El equinoccio otoño/primavera divide al mundo natural –y a nosotros como su reflejo- en dos procesos, desapegarnos y brillar. Per este año quiero que veamos el desapego como un acto de amor, como cuando dejamos por primera vez al baby en la escuela para que crezca, como cuando donamos ropa para vestir a otro ser humano. Y muy especialmente quiero que reconozcamos el placer detrás del desapego, como esa sensación de libertad cuando el baby está en su espacio y tu en el tuyo, como cuando disfrutas el vacío del closet y sientes amor por dar amor.

La B52 de aurasoma nos apoya en el proceso de desapego porque el amor es desapegado –aunque para los latinos esto sea un poco más difícil de comprender que para el resto-. Cuando nos conectamos con la voz interior dejamos de acumular emociones, actitudes, objetos, metas… que no corresponden a nuestra voz, que no son nosotros y lo dejamos ir, pero mucho mejor, nos desapegamos de nuestra propia voz y soltamos la palabras que sí nos representan, soltamos los sueños que sí nos hacen vibrar, soltamos el amor que sí sentimos.

Es en el milagro de soltar que florecemos, porque nos dejamos ser. De una semilla de girasol no podrá florecer una rosa, es solo cuando nos conectamos con el girasol que el girasol florecerá, luminoso, alegre, aromático.

Florecer, por su parte, nos exige conectarnos deep inside vencer el miedo de la vulnerabilidad y dejarnos ser. Volver a exponernos, volver a ser, volver a amar, volver a entregarnos al viento.

Se dice que una flor es de lo más frágil de la naturaleza, yo creo que para ser flor hay que ser muy valiente. El coraje de ser uno mismo sin miedo es lo más fuerte que conozco.

A florecer amigas, a conectar con la voz, el amor y la fuerza interior.

Con amor,

Bea.-