El amarillo, color del Manipura el tercer chakra donde vive la energía del “yo puedo”, nos invita a tomar acción a través del liderazgo. Un plexo solar fortalecido por el amarillo nos ayuda a ser decididos, a recuperar la energía vital que viene del Sol y refuerza nuestra autoestima manteniendo al ego en su justo lugar: ni deprimido, ni inflado. 

Así como el elemento asociado a este chakra es el fuego, el amarillo experimenta una transformación a partir del fuego interior de aquel que ha recorrido con disciplina el camino de su evolución. El fuego le aporta al amarillo el brillo del oro. Esta alquimia particular nos permite trabajar los miedos que se alojan, precisamente, en el estómago: hogar del Manipura. 

Entendámoslo con un ejemplo sencillo. Cuando sentimos mariposas en el estómago por alguna emoción especial, estamos en el terreno del amarillo (optimista, divertido, ligero, smiley), pero el color oro nos conecta verdaderamente con el poder interior ayudándonos a superar los miedos, que no son más que limitaciones que ponemos en el camino hacia nuestro propósito.

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Durante este ciclo piensa en tus miedos más profundos. Siéntelos. ¿Dónde están? ¿Qué parte de tu cuerpo físico y espiritual ocupan? Ahora, desde el plexo, siente salir una luz dorada intensa que se dirige hasta tus miedos, los envuelve y poco a poco los va disolviendo hasta hacerlos nada. Porque eso son los miedos: una nada a la que otorgamos fuerza psíquica hasta que comienzan a manifestarse en la realidad como profecías auto cumplidas. 

Ya habíamos hablado al principio de este ciclo sobre la importancia de educar a la mente inquieta para que utilice toda su energía manifestadora en crear y no en destruir. Ahora conviene revisar qué tanto de esto hemos cumplido y cómo podemos avanzar cada vez más hacia la consciencia de nosotros mismos: hacia nuestro brillo de oro, donde conquistamos el liderazgo y la sabiduría. 

Bea Saez