“…todos los clamores, las aspiraciones, los afanes, los sufrimientos y los placeres, todo el bien y todo el mal, formaban el río del suceder, la música de la vida, Y cuando Siddhartha, olvidándose de su Yo dejó de atender a los clamores de sufrimiento y de dolor y aguzando los sentidos abrió su alma a todo, entonces percibió que la sinfonía de las mil voces que a un tiempo se alzaban del río sólo decía una palabra: Om.” 

“Siddharta” Herman Hesse.

 

Hay una belleza especial en el dejar ir. Todo acto de atar, reprimir, apresar o encerrar involuntariamente conlleva un esfuerzo energético que va contra la naturaleza del fluir. Mirémoslo de esta forma: se requiere más trabajo, tiempo y dinero para construir un dique que para dejar el río correr.

dejar ir

¿Cuántas veces nos hemos embarcado en empresas imposibles que van en contra de nuestra naturaleza’? ¿Cuántas veces nos hemos traicionado tratando de alcanzar metas que no se parecen a nuestro deseo del corazón, que no contribuyen de ninguna forma a encendernos? ¿Cuántas veces hemos hecho esfuerzos enormes para que las cosas “sigan como están”, cuando la corriente de la vida empuja en una dirección contraria?

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de reconocer cuándo es el momento de dejar ir a una persona, a una circunstancia o a una situación. Todos sabemos intuitivamente cuándo es el momento de cambiar el status quo de las cosas, sin embargo, muchas veces por miedo o por patrones instaurados en la conciencia ignoramos esa voz que nos dice “hasta aquí”, “esto terminó” o “suéltalo”. Entonces nos aferramos a una idea de inamovilidad de las cosas, construimos argumentos muy elaborados sobre la “conveniencia” de quedarnos como estamos, y nos plantamos frente al río, que ya viene sonoro e indetenible, intentando detener su corriente solo con las palmas de nuestras manos.

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Les digo: el río de la vida siempre encuentra su cauce y es mejor estar a su favor que en su contra.

Aunque ignoremos la voz de nuestra intuición el cambio encontrará maneras para manifestarse obligándonos a soltar aquello de lo que necesitamos desprendernos: bien sea una relación, personas tóxicas, eventos del pasado o patrones que nos impiden ser felices. La resistencia genera sufrimiento. Fluir es actuar con absoluta libertad.

Ahora, no se trata de una teoría de la resignación. Al revés. Si queremos cambiar nuestra vida debemos deshacernos de todo lo que no nos funciona y este debe ser un proceso que fluya naturalmente en el devenir de nuestro desarrollo personal.

Bea Saez

BEA Method

Foto by Mireia Ecija