Durante semanas hemos confrontado voluntaria o involuntariamente nuestra sombra. Si algo nos dio 2018 fue la oportunidad de ir profundo hacia nuestro interior, de ver más claramente nuestras creencias y, hay que decirlo, ver nuestra propia realidad “arder”.

Empezábamos el año hablando de la misión maestra que nos regalaba el 11/2. Una misión que nos daba el empujón final para manifestar el cambio de realidad que veníamos gestando desde 2016; al mismo tiempo que nos ponía a prueba desafiando no solo nuestro liderazgo persona (1-1) sino también nuestra capacidad de considerar al otro, de reinventar los vínculos interpersonales y, el amor en sí mismo (2). La pregunta es ¿crees que lo lograste?

Desde las retrogradaciones planetarias que vivimos -Urano, Neptuno, Júpiter, Venus, Marte- hasta la movida energética planetaria formaron parte de este proceso. Lo creas o no, estoy segura de que fuiste desafiada, movida y transformada. Lo he visto en mi vida, mis seres queridos, mis clientes y quienes me acompañan en redes. Ahora bien, la gran pregunta ha sido ¿cómo salir del trauma? ¿cómo superar la sombra?

Si bien les he dejado algunos tips y textos de guía, he modificado mi planificación decembrina porque creo que necesitamos ese empujón para transformar el “tocar fondo” en reinvención.  La energía sagitariana en el aire -y ya muchos planetas directos- nos da el espacio y contención para poner nuestras emociones, pensamientos y espíritu en orden, permitiéndonos llegar a la anhelada comprensión.

La primera fase ha sido la purga, la purificación en este detox de consciencia que significó prácticamente todo el año. Ahora entramos a la segunda parte, ¿qué voy hacer con todo esto?

Confrontar ese shock es un trabajo personal que en muchos casos necesita del apoyo profesional para llegar a la causa, el patrón y la creencia que está reemplazando nuestra alma. Pero sin duda es nuestra decisión transformar la experiencia en aprendizaje y evolución porque se necesita valor, humildad, amor y aceptación el sabernos humanamente “inadecuados”. Comprender que esa historia de la niña buena, correcta y siempre complaciente no existe y que para SER debemos reconocer nuestros demonios internos, aceptarlos  y transformar en aliados.  

Ser capaces de reconocernos a nosotros mismos sin vendas, parches ni máscaras. Desde esta premisa podremos ver en nosotros nuestra verdad y expresarla con libertad, seguridad y sin imposición. Podremos implementar nuevas maneras de hacer las cosas, iniciar un nuevo estilo personal de cómo deseas relacionarte con los demás y ser más leal contigo mismo.

Podemos transformar la oscuridad en luz con sólo dejar la grieta expuesta, ¡eso haremos! Utilizaremos la botella de Metatrón para invocar el poder que une la divinidad y lo terrenal haciendo un puente de evolución.

¿Estamos listos?

Con amor,

Bea.-