Como ya saben, este año trabajamos una fase lunar por trimestre, pasando por la energía que nos brinda cada una y cuáles son esas áreas de nuestro ser que podemos explorar y aprovechar durante ellas. Por eso, este último trimestre quiero compartir las bondades de la luna menguante.

Durante el año hemos ido recorriendo el camino del cambio, que nos permitió mirarnos cara a cara, reconociendo en nosotros esas emociones y situaciones no resueltas que, aunque no queramos verlas, siguen con nosotros.

¿Cómo influye la luna menguante en los procesos internos?

La luna menguante trae consigo una energía reflexiva, de observación y pragmatismo, idónea para autoevaluar e identificar los avances que hemos hecho a lo largo del camino.

En la transición de la luna llena a la menguante vamos de la expansión a la introspección, pero sin llegar a un punto inerte. En la fase menguante nos encontramos con el “basta ya”, ese punto en el que -definitivamente- queremos soltar las ataduras, salir del estancamiento y liberarnos, para poder sentir de manera plena, empezando por sentirnos a nosotros mismos.

Por esta razón, en esta  fase lunar, tendemos a cuestionarnos y ser más reflexivos, filosóficos y existenciales . Es el momento de acudir a la introspección para entrar en contacto con nuestras emociones y analizarnos a nosotros mismos.

¿Cómo aprovechar esta energía?

Cada etapa de la vida en la que nos tomamos el tiempo de mirar hacia atrás con perspectiva hacia el futuro, que evaluamos y reflexionamos desde el corazón y la compasión; esa etapa donde nos sinceramos y decimos “esto sí”, “esto ya no” ¡es la fase de la luna menguante!

Aprovechar el otoño para reforzar la energía de desprendimiento de la luna menguante, desde la gratitud por lo vivido, el reconocimiento de lo alcanzado y la fluidez desde la sinceridad, es ideal para poder avanzar más ligeros, ya que nos reciclamos y limpiamos oportunamente. Sólo cuando estamos ligeros enfocamos la energía hacia lo que de verdad queremos en nuestra vida, es decir, hacia nuestra felicidad.

La “sombra” de menguar es confundir reflexión con baja de energía, evitar la introspección o caer en emociones conflictivas. Bajar las revoluciones es parte de todo ciclo, la naturaleza nos lo muestra en cada organismo pero la sociedad occidental se ha encargado de satanizar la pausa y el ritmo lento. Es por esto que la conexión con la energía de luna menguante es vital para reciclar nuestra energía, equilibrarnos, repararnos y, finalmente, continuar. La pausa es importante para integrar aprendizajes, bendiciones y recalibrar nuestros deseos.

¿No vinimos a ser felices?

Con amor,

Bea.